Las comunidades de
propietarios han sido las grandes olvidadas en estos tiempos de pandemia, con
la contada excepción de Cataluña, y ello pese a la importancia que reviste esta
forma de organización en la que reside la inmensa mayoría de los españoles, y
que los órganos de gobierno como el presidente y el administrador tienen muy
limitado su campo de acción dadas las amplias competencias que corresponden a
las juntas de propietarios conforme al artículo 14 LPH.
La regulación básica la encontramos en el RD 926/2020, de 25 de octubre (BOE 25-10-2020) y, en el ámbito de la Región de Murcia, en el Decreto del Presiente 6/2020, de 26 de octubre, y la Orden de la misma fecha de la Consejería de Salud.
En artículo 7 del RD se refiere en su punto 1 a la limitación de la permanencia de grupos de personas en espacios públicos y privados, que queda condicionada a que no se supere el número máximo de seis personas, y en el caso de agrupaciones en que se incluyan tanto personas convivientes como personas no convivientes ―entre las cabría entender incluidas las comunidades de propietarios―, el número máximo sería el de seis personas. Sin embargo el punto 4 excluye de límites las actividades laborales e institucionales y aquellas para las que se establezcan medidas específicas en la normativa aplicable.
Por su parte el artículo 1 del Decreto del Presidente de la CARM se limita a ordenar la inmediata eficacia de las medidas previstas en el artículo 7 del RD 926/2020, y la Orden de la Consejería se limita a establecer una serie de medidas y recomendaciones, unas con carácter general y otras específicas para determinadas actividades, ninguna de las cuales se refiere específicamente a las comunidades de propietarios; pero de su conjunto es posible extraer algunas conclusiones, y las recomendaciones realizadas por la Dirección General de Salud Pública para la celebración de juntas de propietarios.
1º. Evitar en la medida de lo posible la celebración de
juntas de propietarios.
2º. En aquellos supuestos en que sea imprescindible por
la importancia de los acuerdos a adoptar ―y hay que entender que de importancia
para la comunidad, no para los intereses de propietarios individuales― hay que
tener en cuenta una serie de recomendaciones/obligaciones
a. La
entrada y salida sin aglomeraciones.
b. Una
distancia de seguridad mínima entre personas de 2 metros.
c. El
uso de mascarillas de forma permanente durante la reunión.
d. Existencia
de solución hidro-alcohólica para lavado de manos a la entrada y a la salida.
e. Los
asistentes deben estar sentados.
f. Debe
evitarse en lo posible el paso de personas entre filas que suponga no respetar
la distancia de seguridad.
1º. Que es recomendable que acuda un
solo propietario/a por voto, evitando la práctica de acudir varias personas,
aunque sean convivientes.
2º. Que el tiempo de la junta debe limitarse al mínimo imprescindible para la toma informada de decisiones de los puntos del orden del día.
3º. Que debe facilitarse en lo posible la asistencia a la junta por vía telemática, algo que no puede imponerse.
Se trata esta última de una cuestión que se plantea de forma frecuente, si es posible no ya la asistencia de forma telemática, sino la celebración íntegra de la junta por vía telemática, y la respuesta debe ser que la LPH no lo prevé, y por lo tanto no lo prohíbe, pero puesto que es un derecho principal de los propietarios la asistencia personal a la junta, la respuesta debe ser forzosamente negativa salvo que concurra la voluntad de los propietarios de que se pueda celebrar así, o por lo menos de que no se oponen; es decir, que no puede imponerse.
Pero, ¿cómo conseguir que los propietarios acepten la celebración íntegra de la junta por videoconferencia, si no es posible celebrar una junta en la que así se acuerde?
El Magistrado y experto en propiedad horizontal D. VICENTE MAGRO SERVET, publicaba un artículo en El Derecho el 7-5-2020 abordando esta problemática en tiempos de confinamiento, aconsejaba un protocolo para permitir la celebración telemática de juntas, y si bien se refería al tiempo del confinamiento creo que, con todas las cautelas, puesto que no es la misma situación, podría ser extensible a estos tiempos de semi-confinamiento. De forma resumida el protocolo sería el que sigue:
1.- Aprobación provisional de la celebración de unta por medios telemáticos (videoconferencia) que debería conseguirse por mayoría simple en una junta al efecto celebrada por esos medios.
2.- Ofrecimiento previo del mecanismo en una notificación del administrador validado por el presidente a fin de ofrecer la opción del uso del sistema virtual de comunicación.
3.- Se trata de una forma de celebración de junta exclusiva por videoconferencia que no permite la presencia física, con base en la excepcionalidad de la situación, ya que en casos ajenos al estado de alarma no puede obligarse a que la forma de celebración de una junta sea siempre por este sistema. El comunero tiene derecho a la presencia física.
4.-Necesidad de que se haga constar en el primer envío comunicando que se va a hacer por videoconferencia cual sería el tema a tratar en la junta, para evitar indefensión, así como que no existe vulneración de protección de datos, ya que no hay alteración de los existentes, ya que el dato es el comunero, no el sistema que se usa para la comunicación con él, virtual o físico.
5.- Envío de comunicación advirtiendo del uso de la videoconferencia, explicando cómo se utiliza y facilitando la debida información acerca del uso de dicho sistema para evitar el rechazo y la expresa notificación del comunero negando la opción de este sistema.
6.- Advertir en la primera comunicación que aquellos comuneros que no dispongan de medios técnicos puedan delegar en otras personas su presencia, sean comuneros, o no, y advertir de la urgencia de la junta y la necesidad de evitar la oposición por las consecuencias para la comunidad.
7.- Transcurso del plazo indicado sin voto negativo al uso de la videoconferencia o sistema virtual de comunicación bidireccional, para poder proceder a la convocatoria de junta de propietarios.
8.- La convocatoria de la junta debe incluir los mismos puntos del orden del día que se advirtieron en la primera comunicación, e informar en la misma de los parámetros sobre el desarrollo de la junta por medios tecnológicos, y aconsejando probar el sistema antes del día de la junta (un simulacro, por ejemplo) para evitar suspensiones por desconocimiento de la forma de funcionamiento el mismo día de la junta.
Por supuesto hay más problemas, como los derivados de
los confinamientos perimetrales o el toque de queda, pero como en todo en la
vida, hay que resolverlos acudiendo al sentido común, y con respeto siempre
absoluto a las normas de seguridad y a los derechos de los propietarios, examinar
caso por caso; no es lo mismo una comunidad de gente joven y habituada al uso
de medios telemáticos ―aunque la experiencia demuestra que no hay siempre
correlación entre edad y uso de estos medios―, que una comunidad en la que hay más
propietarios más mayores que, además, sean activos en la vida de la comunidad y
asistan habitualmente las juntas.
José Ignacio Martínez Pallarés
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